“Los hombres, cualesquiera que ellos sean, nunca hacen nada sino en vista de lo que les parece bueno. Es claro, por tanto, que todas las asociaciones de hombres tienden a un bien de cierta especie y que esto lleva a las asociaciones políticas”[1]
Este es uno de los primeros párrafos de Aristóteles en su obra “Política” que nos puede ayudar a entender lo que hoy conocemos como poder político. A su vez, esta implicación de la naturalidad del hombre a vivir en sociedad y por tanto a vincularse entre ellos mediante grupos o asociaciones que necesariamente actuaran de una manera totalmente política. Este hecho, a su vez, también es uno de los tres momentos en que los expertos discuten sobre el momento de la aparición del poder político. A esta vertiente, llamada aristotélico-tomista, se le han de unir la visión marxista, que liga dicha aparición a la figura del excedente y por tanto de la propiedad privada y la visión contractualista del poder, donde se nos muestra que no es algo heredado, sino fruto del llamado contrato social que llevan a cabo los hombres. Quizás yo personalmente me inclino más por imaginar que realmente aquello que realizamos como acto político es fruto de una evolución paulatina en nuestra consciencia de comunidad. Tal vez sea demasiado romántico imaginar que Aristóteles tenía razón y que la naturaleza del hombre nos lleva a la vida en sociedad y a crear normas para que esa sociedad prospere. Si bien es cierto que hay que tener en cuenta el pragmatismo de las otras dos visiones, en las que la marxista pone de manifiesto el “despotismo hidráulico” como lo denominó Godelier, apuntando el inicio de esas sociedades en los grandes cauces fluviales y donde un grupo hegemónico impone su superioridad sobre otros grupos tributarios y la visión “contractualista”, que establece el inicio del “contrato social”[2] realmente como el inicio de una realidad política.
Dejando de lado el inicio de la definición, el idealismo de la creación de la política, creo que debo centrarme algo más en sus efectos. Para bien o para mal, ya desde su creación, fuese en un momento u otro, la Política configura el mundo, sus aplicaciones, sus reacciones, sus aprobaciones e incluso sus negaciones tienen efectos directos e indirectos sobre la sociedad, en algunos casos particulares y en otros global. No podemos negar que el mundo es hoy por hoy, tal como es, debido a la Política. Es tan complicado definir el término en sí como hacer una lista de los tipos que existen. Podemos apuntar que “la política siempre ha tenido que ver con la aclaración y disipación de prejuicios” como dijo Hanna Arendt, pero también apunta que esos prejuicios “siempre ocultan un pedazo de pasado” por lo que si bien podemos estar de acuerdo con la afirmación de que la Política sirve para lo primero, no es menos cierto que en ese pasado que llevan implícitos los prejuicios también existía un tipo de Política. Hanna Arendt se basa en estados o sociedades que han de reconfigurar por completo su sistema, que han de partir de cero y crear una nueva sociedad política, por lo que no deberíamos centrarnos solo en esa base de solución de prejuicios. Quizás la Política actual se haya nutrido y basado sobre todo en reacciones, en el cambio que en su día el mundo necesitaba para seguir prosperando, Noam Chomsky apuntó que “cualquier forma de autoridad requiere una justificación. Y la justificación rara vez puede darse”[3] por lo que es lógico una reacción a esa falta de justificación. He querido citar esa frase de Chomsky porque creo que es demasiado evidente hacer que las reacciones a hechos consumados lleven connotaciones políticas, a veces es algo más sutil que eso, una simple falta de justificación puede provocar un cambio en una sociedad y en consecuencia una reacción política que inevitablemente configure un futuro diferente para la comunidad. Reacciones de este tipo ha habido muchísimas a lo largo de la historia, enfocadas hacia un régimen político u otro, indistintamente de intentar buscar el mejor o el peor. A fin de no meterme en camisas de once varas y hacer una valoración muy personal del título del presente trabajo, entiendo la Política realmente como la relación necesaria y absoluta de la sociedad. Creo que sin la presencia política, la sociedad no podrá jamás dar un solo paso, no podrá crecer, pero es más, ni siquiera existir, puesto que no podrá existir nunca una sociedad en la que los seres humanos no se interrelacionen entre sí (ya por su naturaleza, como indicaba Aristóteles). Es notorio que también es necesario un pacto unánime entre los componentes de la comunidad para que ésta prospere más rápidamente (“contrato social” de Rousseau) pero no es indispensable para que exista. Una vez confeccionada esta realidad (donde ya ha intervenido la Política), hemos de encontrar solución a los problemas, dirimir diferencias, encontrar proyectos comunes y en definitiva subir un peldaño más en la escalera del bienestar, para todo eso ha de servirnos la Política. Es absurdo decir que no creemos en ella, que no es más que un cáncer en la sociedad y no llegar a entender para que se pagan impuestos. Es irrisorio criticar y no estar de acuerdo con la política de un Estado cuando ni siquiera se ha participado en la elección de los dirigentes. Es extraño ver como tanta gente reniega de la Política y la tacha de injusta aún sin conocerla pero sin embargo negocian el precio en la compra de un inmueble (¿acaso no es eso una forma de limar diferencias y por lo tanto, política?). Por lo tanto la no-política la he de considerar absurda, la Política configura nuestra realidad, el problema es que solo está disponible para una pequeña minoría porque la inmensa mayoría así lo acepta. Pero eso no cabe en el presente proyecto, solo dejaré una frase algo crítica con el sistema democrático que se publicó en uno de tantos periódicos Californianos en la elección de Arnold Schwarzenegger en Octubre de 2003:
“Cuando la gente gana, la política siempre pierde”[4]
[1] Aristóteles, “Política”, siglo V a.C.
[2] Término usado por Rousseau para referirse al momento en el que el hombre renuncia a parte de sus derechos (libertad, pagar tributos) y los cede a un poder superior a cambio de otros (protección personal, protección propiedad privada)
[3] FOX, JEREMY. Chomsky y la globalización, Editorial Gedisa, Barcelona, 2007
[4] LAKOFF, GEORGE. No pienses en un elefante, Editorial Complutense, Madrid 2007
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3 comentarios:
Menuda parrafada... y en letra pequeña, pasame la dirección del Blog de Maes, que tiene el perfil bloqueado.
Eres un petardo!
Oye, deja de hacer campanas y dignate a venir no? Que Jaci y yo te hechamos de menos!
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